lunes, 31 de mayo de 2010

Tengo una canción

Esta tarde he agarrado la guitarra, y me ha estallado de pronto una melodía que no sé bien de dónde ha salido. Me sentía bien tocándola, era cálida, se repetía lo suficiente para que se me quedara grabada toda la noche en la cabeza y lo que más me gustaba era que no parecía a primera vista que se fuera a convertir en una tragedia romana de canción.

Igual la titulo como esperanza, después de todo, eso es lo último que se pierde siempre. Pero una vez que la has perdido, ¿qué es aquello que te queda? nada. Vivir sin esperanza creo que es lo peor que le puede pasar a una persona. Tener una vela encendida que te aporte un poco de luz vital, y que se te apague y te deje completamente a oscuras...debe ser aterrador. A oscuras todo se aprecia de la misma forma, negro y sin color. Una vida sin ese color es como un cuadro despintado, o una promesa mal hecha.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Esto es pura ficción

No tengo nada. No poseo nada. Ni si quiera soy consciente de las letras que estoy escribiendo. Ni si quiera me pertenecen. No sería capaz de expresar mediante palabras el dolor que me oprime el pecho, ni los esfuerzos que estoy haciendo por no dejar escapar ni una lágrima. Eso nunca. Todo lo que me rodea está podrido y huele a fracaso y a soledad. Seguro que nunca habéis olido la soledad, yo siempre llevo ese olor conmigo, pegado a la espalda, y me hace caminar más lento a cada paso. ¿Por qué me iba a querer apresurar? Si no tengo nada que alcanzar, ninguna meta que me satisfaga ni mínimamente.

Paso los días arrastrándome para que llegue el fin de semana y pueda escaparme un poco de esta mierda que me rodea por todos lados. Pero ni si quiera eso puedo, juro que hace años que no veo en mi mano algo más grande que un billete de 5 euros que me gasto todos los días en ir y volver en tren. El tren que llevo cogiendo desde hace 3 años y que me lleva al mismo sitio. Sólo que ahora lo cojo yo sola. Tengo 1 preciosa hora todos los días para pensar en ese puto tren sobre las cosas que prefiero obviar. Y me siento más miserable aún. ¿Qué hago yo aquí? ¿Por qué mi vida se basa en echarme una carrera para no perderlo?

Encima mi familia ni si quiera está bien. Y no dejan de recordarme diariamente los esfuerzos que tienen que hacer para que yo me tome una puta cerveza los viernes con los amigos. Prefiero morirme a que me paguéis alguna mierda más. Mi vida es un caos. Mi horario de no-sueño es otro caos. Se me junta la noche con el día y yo con los ojos como platos dándole vueltas a la cabeza. Preguntándome si quizás tu pienses algo en mí, aunque sea solo la tercera parte de lo que ocupas tú mi mente. Sabes...esta tarde volví a acordarme de tí, y de lo que me hubiera gustado que me abrazaras justo en el momento antes de derrumbarme. Y que no me hablaras, sólo saber que estás aquí, conmigo, que sabes lo que estoy pasando y que al menos nunca me faltarán tus manos para recogerme del suelo cuando me vuelva a estrellar. No pido que me quieras, a nadie se le puede pedir eso, sólo que…aparezcas, y que me aportes un poco de luz y se vayan las sombras de mi vida, de una vez por todas.

lunes, 3 de mayo de 2010

Mi primer gran fracaso


Si te caes, levántate, vuelve a intentarlo, aunque fracases vuelve a hacerlo, fracasa mejor. Sólo cuando ponemos verdadero empeño en las cosas que anhelamos las conseguimos. Siempre lo he pensado. Si pones todo tu corazón y tus ganas seguro que más tarde o más temprano lo conseguirás.

Hace poco me ví envuelta en el mayor fracaso de mí vida hasta el momento. En el último instante lo tiré todo por la borda. Cuando sólo me quedaba un último sprint final. Llevaba muchas semanas obcecada con conseguirlo, sólo por orgullo, sólo por no decepcionar a todas las personas que estaban detrás de mi proyecto. El premio me importaba una mierda, es la verdad. Sólo quería ganar porque nunca he sabido perder en nada. No contemplo el fracaso y quizás peque de soberbia. Tenía que conseguirlo, sabía que lo conseguiría...Pero no fué así.

El primer gran revés que me cruza la cara. Y de todo se aprende. Y de esto aprenderé más que de ninguna otra cosa. Ahora sé que no sólo tienes que tener las cosas claras y currártelo, también influye la suerte.