miércoles, 3 de marzo de 2010

Sigo perdiendo trenes

Por mucho que intento meterme dentro de tu cabeza, no lo consigo. Siempre acabo persiguiéndote desde cuarenta kilómetros de distancia. Hablo sin parar porque el silencio es lo más aterrador que existe en este planeta. Que si no somos dos, ni tampoco somos uno, me quedo completamente fuera de juego.

Y yo que llegué a pensar que eras tan distinto a los demás, menos normal, más especial... Y me doy cuenta de que todo fue una casualidad, que nos puso en el mismo sitio a la misma hora y se entretuvo jugando un poco con los dos a su antojo.

Y que cuando ríes, me dan ganas de gritarte todo lo que estoy pensando, pero nunca me atrevo, y donde había un comienzo ahora tal vez pondrá ¿fin? Dedico mi tiempo a esparcir versos por papeles mojados en este cuarto a oscuras. Mientras que tú te dedicas a decidir cuando no y cuando sí.

Y de todas maneras volvería a esperarte hasta que saliera el sol. Tengo tanta falta de chispa en mi vida que me agarro con fuerza a cada guiño que me ofrece, pero solo espero uno, solo uno, y ese nunca llega.

Sé perfectamente que nunca cogeré el tren correcto, y que todos los demás los perderé, como hago siempre. Pero tu estación está tan lejana...que ni intentándola la veo de lejos.

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