lunes, 5 de julio de 2010

Canciones sin alma

Me pone histérica intentar ponerme a escribir y que no me salga nada. Ver esa línea vertical tintineando en la caja de texto del blog esperando a que pulse la primera tecla, parece que me está diciendo, -Venga coño, escribe ya o acuéstate. Y nunca me acuesto, porque cuando quiero escribir algo para desahogarme, o porque puede que alguien lo lea y le guste, e incluso me deje algún comentario, siempre acabo narrando cosas, situaciones, pinceladas de momentos que son tristes, joder, son tristísimos. ¿Por qué es mucho más fácil sacar todo esa angustia que tenemos y plasmarla en un papel? En cambio...los momentos felices, parece que nos dan menos pie a escribir, y es una pena.

Sostengo la teoría de que esto se debe a que cuando somos felices, cuando nos brillan los ojos, tenemos tres millones de cosas mejor que hacer que ponernos a escribir cosas en un papel, con algún sentido o sin él. Entonces cuando llevo un tiempo sin pasar por este rinconcito me alegro de alguna manera. Hace mucho que no escribo ninguna canción, no sé si se debe a que soy demasiado exigente conmigo misma y nunca me terminan de llenar mis composiciones o es que como no quiero hablar de mí en ellas, las siento totalmente despersonalizadas. Como si fueran canciones sin alma. Pero es que hay cosas que aún siguen doliendo tanto, que son tan personales que por nada del mundo sería capaz de enseñárselas a alguien.

domingo, 4 de julio de 2010

La estupidez humana, que no tiene límites

Como cuando llegas a casa esas noches, moderadamente triste. Juraste no volver a hablarle en tu vida e incluso maldeciste a todo su género de vuelta a casa, pagándolo con aquel chiquillo que la verdad es que nada tenía que ver, bueno sí, el también tenía pene. Era suficiente, odiaste a todos y a cada uno de los de su sexo.

Y de pronto vuelve a proponerte un plan, uno detrás de otro. Que quiere verte dice, que se va y que te echará mucho de menos, que si te das prisa incluso llegarás temprano a casa. Y ahí te ves a ti misma, dándote con los pies en el culo para secarte el pelo, vestirte, y maquillarte a la vez y en 10 minutos, no vaya a ser que te tenga que esperar. ¿Cómo de estúpida se puede llegar a ser? ¿La estupidez tiene límites?

Te quieres dar cuenta y estás tumbada en el cesped a su lado en silencio, y los dos estáis mirando a la misma estrella, y es en ese momento cuando piensas, joder... no sé qué mierda hago yo aquí. Porque sabes que cuando él vuelva a casa no será a tí a la que diga "buonanotte", o al menos no será a tí la primera. Porque sabes también que cuando está triste no es porque te esté echando a tí de menos, sin embargo siempre es tu número el primero que marca cuando no debería hacerlo.

Y si esta noche volviera a llamarte, se lo volverías a coger, quizás esperarías un par de tonos y pondrías un poco de voz de ocupada, como si tuvieras 4 cosas mejor que hacer que irte con el a mirar la lluvia de estrellas.