jueves, 27 de octubre de 2011

Julieta

Le pusieron de nombre Julieta. Como si el destino ya desde ese primer momento le hubiera marcado la palabra "dolor" en la frente. Pasados los años años aprendió que el personaje de la novela, era más que una simple niñita malcriada que se había enamorado de quien no debía, y que acabó de manera desafortunada.

Su vida, la de nuestra Julieta, transcurrió deprisa, entre un fuerte frenesí por lo inapropiado y unas peligrosas ganas de vivirlo todo a destiempo. Disfrutaba de la noche mucho más que del día, hubo una época en la que cuando ella se dormía era cuando toda la casa comenzaba su actividad frenética.

Ella aún no sabe muy bien como, pero se enamoró del tio inapropiado. Román era mayor que ella, y Julieta aún siendo ya casi mayor de edad, no era más que una chiquilla cabeza loca que encontró en el lo que pensaba que le faltaba a su vida. Emoción. Él tenía una relación con una mujer de su edad, y no se molestaba en ocultárselo a Julieta, a ella eso le gustaba mucho más, porque de alguna manera no se sentía atada a él, pensaba que en cualquier momento, cuando ella lo decidiera, podría poner fin a la aventura y seguir con su vida.

Román era una persona distinta a los ojos de Julieta. No se parecía en nada a los demás chicos que conocía, y eso fue lo que en parte la condenó.

No me detendré mucho más a contaros lo que sucedió con todo esto entre medias, solo diré que al final pasó lo que pasa siempre. Hubo un punto en el que Román se dio cuenta de que Julieta se le venía pequeña, y decidió continuar su relación. A nuestra protagonista sencillamente le dio de lado. De pronto las llamadas desaparecieron, las palabras se volvieron toscas y esquivas, las explicaciones ausentes. Y Julieta no comprendía por aquel entonces que era lo que estaba sucendiendo.

Hubo un gran incendio, y todo se tornó en cenizas. Los días para Julieta eran oscuros, las calles polvorientas, la comida innecesaria, el alcohol un atrayente apoyo y a todas luces nuestra chica, dejó de ser lo que antes había sido. No se puede explicar con palabras lo que se siente cuando te desgarran el corazón, pero es mucho peor que todas los sentimientos anteriores que ella había sentido.

Y lo demás...pues es historia.

domingo, 9 de octubre de 2011

Aunque no sea yo

Aunque no sea yo quien despierte contigo
aunque no sea yo quien cuide de ti
aunque no sea yo quien abraces cuando estás dormido
aunque no sea yo quien te haga feliz
Aunque si sea yo quien se muere de celos
cuando me hablas de sueños y no piensas en mi
Aunque si sea yo donde buscas consuelo
con quien lloras tus penas pero nunca es por mi

domingo, 2 de octubre de 2011

Chica, tienes que cuidarte.

Ahora puedo echar la vista un poco hacia atrás, tan solo unos cuantos años, cuando me decías con voz preocupada: "Chica, tienes que cuidarte". Te ponía nervioso la manera en la que me lanzaba al vacío cuando no encontraba la esperanza que había perdido detrás de una sombra. Me decías que la vida con veinte años era muy atrevida, que parece que todas las cosas son excitantes, y sabías tan bien como yo que siempre me gustó cruzar la línea entre lo correcto y lo excesivo. Me hacías reir reprochándome que hay cosas que aunque crea que tengo que hacer, verdaderamente acabarían siendo errores grotescos y que tu estarías ahí para intentar que no tropezara con las piedras que tu ya habías probado. 

Te preocupabas por mí. Te contaba que había bebido tanto en tan poco tiempo que había llegado a perder el conocimiento, que tuve un pasado, como muchas otras personas, pero que en mi caso no era tan alentador como los de las novelas. Que desayunaba ron tirada en la cama y mirando fijamente al paquete de Lucky Strike vacío que había sobre la mesita de noche. Siempre me decías lo mismo "chica, tienes que cuidarte".

Ahora todo ha cambiado tanto que de pronto te has despegado del suelo y noto la distancia que existe entre ambos, como si la gravedad que antes nos atraía como dos polillas a la luz nos hubiera condenado a repelernos como dos polos de la misma carga. 

Yo ya he aprendido que los excesos pueden no ser divertidos, si no eres capaz de dominarlos. Pero ahora tu te has largado, inclumpiendo todos esas recomendaciones que me hacías a mí. Entiendo que quizás solo estabas protegiéndome de tí, porque yo pensaba que eras mi parte más sensata, pero sencillamente eras la droga que más me gustaba.


Continuará..