miércoles, 5 de mayo de 2010

Esto es pura ficción

No tengo nada. No poseo nada. Ni si quiera soy consciente de las letras que estoy escribiendo. Ni si quiera me pertenecen. No sería capaz de expresar mediante palabras el dolor que me oprime el pecho, ni los esfuerzos que estoy haciendo por no dejar escapar ni una lágrima. Eso nunca. Todo lo que me rodea está podrido y huele a fracaso y a soledad. Seguro que nunca habéis olido la soledad, yo siempre llevo ese olor conmigo, pegado a la espalda, y me hace caminar más lento a cada paso. ¿Por qué me iba a querer apresurar? Si no tengo nada que alcanzar, ninguna meta que me satisfaga ni mínimamente.

Paso los días arrastrándome para que llegue el fin de semana y pueda escaparme un poco de esta mierda que me rodea por todos lados. Pero ni si quiera eso puedo, juro que hace años que no veo en mi mano algo más grande que un billete de 5 euros que me gasto todos los días en ir y volver en tren. El tren que llevo cogiendo desde hace 3 años y que me lleva al mismo sitio. Sólo que ahora lo cojo yo sola. Tengo 1 preciosa hora todos los días para pensar en ese puto tren sobre las cosas que prefiero obviar. Y me siento más miserable aún. ¿Qué hago yo aquí? ¿Por qué mi vida se basa en echarme una carrera para no perderlo?

Encima mi familia ni si quiera está bien. Y no dejan de recordarme diariamente los esfuerzos que tienen que hacer para que yo me tome una puta cerveza los viernes con los amigos. Prefiero morirme a que me paguéis alguna mierda más. Mi vida es un caos. Mi horario de no-sueño es otro caos. Se me junta la noche con el día y yo con los ojos como platos dándole vueltas a la cabeza. Preguntándome si quizás tu pienses algo en mí, aunque sea solo la tercera parte de lo que ocupas tú mi mente. Sabes...esta tarde volví a acordarme de tí, y de lo que me hubiera gustado que me abrazaras justo en el momento antes de derrumbarme. Y que no me hablaras, sólo saber que estás aquí, conmigo, que sabes lo que estoy pasando y que al menos nunca me faltarán tus manos para recogerme del suelo cuando me vuelva a estrellar. No pido que me quieras, a nadie se le puede pedir eso, sólo que…aparezcas, y que me aportes un poco de luz y se vayan las sombras de mi vida, de una vez por todas.

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