domingo, 27 de noviembre de 2011

¿Qué pesan más las sonrisas o las lágrimas?

Estamos siempre esperando señales. Señales de todo tipo. Una sonrisa que nos desvele lo que ya sabemos, una  palabra que inicie la conversación, un saludo que siga a una larga charla o un rayo de sol que te de en la cara y te haga sentirte feliz. ¿Y cuando no encontramos ninguna señal que nos indique por donde debemos seguir viviendo? A veces nos pasa, que vamos respirando y viviendo por puro instinto, sin pensar demasiado en qué es aquello que nos mueve, aquel motor que empuja a nuestro corazón a seguir bombeando sangre y a nuestros impulsos nerviosos seguir mandando señales eléctricas. Vivimos sencillamente porque no estamos muertos. No hay otra razón. Y miras a ambos lados de la habitación y ves un par de marcos de fotos, fotos antiguas, y te descubres a tí mismo con una gran sonrisa. Puede ser que no recuerdes de qué sonreías en el momento en el que tomaron aquellas fotos, pero cuando te miras al espejo ya no ves lo que ellas estaban reflejando.

Han pasado los años, te has arrastrado durante un par de décadas para llegar justo al momento en el que te encuentras ahora y te aterra hacer balance. ¿Qué pesan más las sonrisas o los lágrimas? Puede ser que en ese momento te des cuenta de que tu vida parece estar vacía, la casa está en silencio, salvo por un vinilo rancio que suena de fondo, la cama está deshecha pero no la has deshecho con nadie, hay restos de comida en una bandeja individual...Pesan los años, el tiempo, pero sobre todo pesa la soledad cuando te das cuenta de que es la única presencia física en la sala.

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