martes, 31 de diciembre de 2013

Nadie se salva del tiempo
























Y por supuesto que sabíamos que nadie se salva del tiempo y que en esa partida los dos íbamos a perder(nos). 
Pero teníamos la mirada tan absorta y los sueños tan profundos que nadie los podía tocar.
Y congelabas el segundo y el minuto sabiendo de su brevedad, como si conforme pasara se estuviera alejando, concentrándote en absorber cada esencia.
Luego todo explota, y no arde en fuegos de artificio, y no perdura en el sentido la sensación plena. Y por supuesto sabíamos que nadie se salva del tiempo.

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